martes, 21 de julio de 2009

JUEGO DE LADRONES


Aún no entraba a la sala del cine, y ya tenía la sensación de estar a punto de ver una historia cuya fórmula se ha repetido hasta el cansancio. Dos ladrones, uno chaval –según ellos porque Banderas ya no se cuece al primer hervor- impulsivo y amante de las emociones fuertes, y el otro, un veterano sofisticado y metódico, se unen para efectuar el robo de unos huevos de Faberge guardados en la bóveda de seguridad de una corporación rusa.

Antonio Banderas y Morgan Freeman dan vida a una dupla estereotipada en una cinta que no aporta novedad alguna al género, de hecho cada escena parece salida de otra película. El primero repite su papel de bandido encantador, que algunas mujeres festejan pero que a mí en lo personal me aburre y miren que el tipo no me cae mal. Freeman quien extraña seguramente el papel de chofer de la ñora Daisy nomás es el gancho para pagar el boleto.

Bueno pues ahí tienen que el mentado Gabriel (Gueibriel pa´los cuates) interpretado por el españolete, es un ratero que se mete a robar al metro, dándoselas de muy machin brincando como chapulín de vagón en vagón. Ahí vemos el primer encuentro que tiene con Ripley “El aunque usted no lo crea”.

Ripley le avienta el clásico choro de “Mira, tú estás chavo pero conmigo vas a aprender lo que es bueno” y el otro lo escucha mientras, mira embobado a la ahijada del morenazo. La muchachona bien lanzadota a la menor provocación se deja caer en los brazos de Toño Banderas (Gueibriel pues) al son de una musiquita flamenca que parece soundtrack del Zorro, ya sólo le falta ponerse a bailar con sus castañuelas en mano. Escena siguiente lucimiento del actor en escena amorosa, aquí recordé que la cinta la dirige una mujer porque la chavala se queda en ropita interior mientras que Banderas enseña su trasero como Dios lo trajo al mundo (la amiga con la que fui dice que lo tiene de bebé).

En fin, aparece en escena el malosillo, que para no variar es ruso. De hecho es uno que trae la mata del Loco Valdés y que sale de villano en El Santo. El mafioso le dice a Ripley que si no le entrega los huevos (sin albur) los blanquillos que van a terminar estrellados son los de él. Y como a Gabriel los wiwis del negro le vienen valiendo, también secuestran a la güerozca para que no se les vaya a pelar con lo robado.

El robo se efectúa sin ningún problema, gracias al ingenio de los protagonistas que se sacan de la manga las claves para ir abriendo las compuertas, la ineptitud de los agentes de seguridad que parecen salidos de la Procu y la complicidad de aquellos espectadores que solo quieren divertirse sin cuestionar la situación por absurda que parezca. Y es que, las escenas del robo más allá de mantenernos en suspenso se tornan a cada minuto más previsibles. Ya para qué nos engañamos si sabemos que al poli lo van a agarrar todos los semáforos en rojo.

Ahhhh, pero aquí es donde la directora dice: ¡¡Voy a sorprender a todos!! ¡Tómela, adentro que están cenando! Gabriel le dice a Ripley "¿Qué crees mi negro? Yo me voy y tú te quedas porque resulta que soy poli" Dicho y hecho, lo deja ahí atrapado.

Como me da flojera contar el final, me limitaré a decir que como suele suceder la directora apela al recurso de las vueltas de tuercas con sus respectivos flashbacks para que el espectador diga “Of cors my horse” ese cuate no era quien decía ser ni lo que pasó es lo que parece. Debo reconocer que esto la hace un poco rescatable, sin embargo la directora Mimi Leder no se aguantó las ganas de ponerle un happy end para que al final todos terminaran felices y contentos.

viernes, 10 de julio de 2009

¿Enemigo público? ¿Yo?


Recuerdo que durante los días en que México padeció la influenza, se daba en televisión la noticia de que ya medio mundo nos discriminaba y que, estábamos tan ofendidos que les aplicaríamos la ley del hielo ¿Para qué nos hacemos tontos? ¡El país en donde más mexicanos se discriminan diariamente es México!

Para muestra basta un botón. Hoy fuí al cine Diana, uno de los tantos pertenecientes a la cadena Cinepolis, con la intención de ver la nueva película de Johnny Depp, "Enemigo público", pero que sorpresa me llevé cuando al que trataron como delincuente fue a mi.

Para nadie es un secreto que los precios del cine están por las nubes, por tanto para economizar me hice mis palomitas en casa y las metí en una caja de cereal, la cual a su vez guardé en una mochila. También me compré un refresco. Ya con boleto en mano me disponía a entrar a la sala y ... ¡Tómela barbón! que me van saliendo con que no podía pasar con la mochila o que de menos tenían que checar que traía. Voy de acuerdo en aquello de que no falta el que mete una cámara de video, aunque dudo mucho que un pirata sea tan tarugo para no guardala en otro lado.

Pero aquí lo que indigna, lo que cala, lo que molesta, lo que ofende, lo que es una verdadera mentada de progenitora, es que no se le pida esto a todo el mundo. Le digo al chavo que me pidió checar mi mochila: ¿Oye y por qué no se la pides aquel tipo?(a uno güerito que traía un maletón más grande que el mío) en vez de contestación se limitó a levantar los hombros.

La neta no me quería pelear, pero si le dije saleroso a otro tipo que estaba ahí: "Según ustedes no dejan meter comida y le apuesto a que esa mujer en su bolso trae un par de sandwiches ¿A ella no la va a revisar?"

El caso es que estos tipos en base a quién sabe que criterio racista, clasista o vaya usted saber las instrucciones que les da el dueño del cine, por sus pistolas obligan a que uno les enseñe sus pertenencias o que de plano las deje en el guarda ropa. Insisto no es algo que le soliciten a todas las personas que entran.

Faltaban un par de minutos para que diera inicio la función. Sin palomitas y sin refresco me aventé dos horas de peli, que después del incidente ya ni disfruté. Al salir, le dije al chavo, "Mira yo no dejé que vieras mis cosas porque a nadie más se las pediste, pero para que no te quede duda de que no estoy escondiendo ninguna cámara, te voy a enseñar lo que traía en la mochila (todo esto lo dije con mi clásico tono socarrón y sarcástico) frente a varias personas que estaban en la dulcería ¡Y venga, que empieza la función!

Que empiezo a llenar el mostrador de chunches, mencionando cada una como si fuera el arcón navidad que regalan en la XEW. "Una mochila que contiene: un libro, una caja de corn flakes, un paraguas, unos anteojos, un folleto de la cineteca nacional y una coca cola de lata, porque no me gusta la porquería de refresco que venden aquí rebajado con agua, ah y miren por último que tenemos aqui ¡Una pluma!". Y si aun creían que tengo facha de pirata, ante la cara de desesperado del tipo del guarda ropa que ya hasta con una miradita le había hecho una seña a sus compinches que más bien resultaron re-pinches porque nada más se acercaron a ver, saqué mi teléfono y le dije "Checa un celular sin camara, digo para que no haya dudas" jajaja.

Ya para cerrar con broche de oro, les dije que eso se llamaba discriminación y que no volvería a ir a ese cine, y que así lo único que iban a conseguir era precisamente que uno mejor comprara películas piratas para verlas en casa y evitarse esas payasadas.

Y después de ver esa publicidad contra la piratería en donde estos desgraciados se las dan de muy moralistas, yo sólo quiero hacerle una pregunta al imbécil que funge como dueño de estos complejos...

¿Y usted señor qué le está enseñando a sus hijos?

sábado, 4 de julio de 2009

¡AH PA VIAJECITOS!


Ya hace algunos años que el gobierno del defectuoso instaló en la avenida de los Insurgentes el medio de transporte del futuro; sí pero un futuro como el de Soy Leyenda, en donde sólo habite una persona esta ciudad. A pesar de que vivo a media hora del trabajo, tengo que salir diariamente con dos horas de anticipación para siquiera poder subir a lo que con justa razón he rebautizado como el Chafabus.

Para empezar hay que recargar las tarjetas en unas máquinas que una de dos, o no aceptan los billetes y los rebotan, o peor aún se tragan las monedas y ni como reclamar la devolución del dinero. Ahí va uno a decirle al supervisor, pero éste se limita a decir "yo sólo puedo pasar el reporte" y si se le pide al policía que sea comprensivo y permita que uno pase, obtenemos una negativa.

Los ancianos tienen el derecho de usar el chafabus, perooooo... siempre y cuando muestren su credencial del INSEN. Es así que vemos a viejitos ochentones que en vez de ponerse el sombrero, se lo atornillan en las arrugas y que aunque su edad avanzada es más que evidente, el poli me los retacha.

Una vez que ya estás en el andén, es dramático ver como va llegando la multitud y del chafabus ni sus luces. Se empieza a sentir el ambiente pesado. Por las mañanas todo el mundo sabe que la mayor afluencia de personas se dirige de norte a sur, sin embargo el tarugo encargado de la logística creyó que era al contrario. Entonces con cara de what ves como de un lado pasan cada dos minutos camiones que van vacios, mientrás que del otro van a reventar.

Cuando llega a pasar uno semi-lleno ya es demasiado tarde y la gente está peor que perro rabioso. Apenas abren las puertas (eso si no están descompuestas) y empiezan los empujones, los codazos, las patadas, hay quienes incluso furicos reparten puñetazos a diestra y siniestra.

Los afortunados que alcanzamos a entrar buscamos de donde agarrarnos, ahí va uno como contorsionista pero luego no hay ni para donde hacerse, porque no falta el fulano que se baja hasta la última estación y el muy necio insiste en irse en la puerta. También está la contraparte, los tarolas que se suben, piden permiso para sentarse y luego le van pegando a todos para descender en la siguiente parada.

Supuestamente, el chafabus viaja más rápido porque cuenta con su propio carril ¿Entonces por qué "fregaos" se va parando? Otra interrogante ¿Para que le pusieron televisión? En ocasiones sólo se escuchan las risas de los programas cómicos y no se ve la imagen lo que hace más insoportable el trayecto.

Cuando parece que la pesadilla está a punto de terminar, viene la bajada. Algunos choferes no calculan la distancia entre andén y bus, y dejan un huecote por donde es muy fácil que los pasajeros se atoren trayendo consecuencias desastrosas, no quiero ni imaginarme lo que podría pasarle a un niño.

Quizás yo sea un maldito quejumbres, porque Marcelino Ebrard, gobernator de smoglandia afirma que viajar en chafabus es a todas margaritas.

¿Será?

jueves, 2 de julio de 2009

¿A QUÉ LE TIRAS CUANDO ROBAS DIPUTADO?

¡Aaaagggh! Qué impotencia se siente ver, cómo tus seres queridos deambulan por la calle con el aviso-oportuno bajo el brazo. Saber que, aun cuando asisten con su mejor cara a las entrevistas de trabajo lo único que obtendrán como respuesta es un "ahí luego nosotros le hablamos" pero... !Tómela barbón! ese luego se convierte en un luegote de días, semanas, meses o de plano nunca llega.

Y a lo que voy es que, mientras tanta gente tiene la necesidad de trabajar para mantener una vidorria medianamente digna, por allá en Los Pinos y San Lázaro (sitios de cuyo nombre no quiero acordarme), una bola de mafiosos que harían palidecer al mismísimo Al Capone, hacen de las suyas viviendo de a grapa con el dinero de los contribuyentes (o sea, de los que si nos metemos una friega en la chamba).

Estos hijos de su pink floyd, no conformes con llenarse los bolsillos, elaboran leyes para su propio beneficio. Ahí tenemos a ese engendro llamado Elba Esther que, en vez de preocuparse por las condiciones laborales de los maestros anda más angustiada por saber cuando le van a dar su camionetota envuelta para regalo.

¡Uuuuy! Y ahora que recuerdo, digo maestros y enseguida me viene a la mente el caso que vivo en carne propia. La mafia sindical del Estu-nam (que conste que no dije Stu) lidereada por un señor que no ayuda pero como estorba y que, apenas hace unos días salió en televisión promoviéndose como diputado ¡Chas! Es el colmo! Hablando acerca de progresar por medio del esfuerzo cuando es el culpable de que la gente falte a sus labores mínimo dos veces a la semana con el pretexto de pedirles que asistan a unas ches asambleas ¿Asunto? Vaya a uste´a saber. El chiste es que si uno les pregunta de qué hablaron a lo mucho le responderán que fueron a pasar lista.

Que decir de los aguinaldos, apenas el año pasado los jijos del averno cobraron 300 mil pesos, hagamos cuentas 300 mil multiplicado por un chorro de diputados más otro titipuchal de senadores es igual a .... ¡No manchen! Y luego dicen que no se puede pagar la deuda.

Todavía si tuviéramos a puro erudito sentado en los curules (dije sentado, no jeteándose) diría bueno desquitan su sueldo. Pero nanay, encontramos a tipejos con un lenguaje tan florido que ya lo quisiera Polo Polo, a "ñoras" que sin la intención de ofender parecen teiboleras de la Meche (una disculpa a esas muchachas que por lo menos sirven para algo) y a unos cuantos cínicos que después de haberse enriquecido en otros cargos públicos regresan mil veces al más puro estilo Terminator para seguir fregando al prójimo con el argumento trillado de querer seguir aportando con su experiencia ¿Y su nieve de que la quieren?
Pero como ya no quiero seguir haciendo entripado, les dejo una imagen que muestra como se resuelven los asuntos en nuestra gloriosa Cámara de diputados y senadores.