domingo, 13 de febrero de 2011

El país de los fregones


México nunca va a ganar el mundial de futbol, por lo menos dudo mucho que me toque verlo. Pero qué tal si a alguien se le ocurriera crear la Olimpiada de los choreros, en donde entregaran medallas a los tipos más mitómanos del mundo ¡Uf! Otro gallo nos cantaría. Cualquier Juan Pérez saldría con más preseas que Michael Phelps.


Esto se me vino a la mente el sábado pasado, cuando haciendo mi chamba de "supervisor" de eventos y actividades chafaldranas me topé con un fulano insoportable. Uno de esos tantos cuates que una vez que te pescan ya no te dejan ir. Se trataba de un ruco de unos 60 años, que me aventó el choro de que era maestro de baile, para ser más preciso de cha cha cha, swing y rock y que, al saber que iba a haber un evento pensó "todos estos conocimientos los debo compartir con la muchachada, para que aprendan a ligar chavas en las fiestas, para que se luzcan ¿De qué me sirve ser un chingón si no lo transmito a los demás?". El caso es que, el dizque maestro se subió a la tarima y los chamacos que además iban en calidad de acarreados ni lo pelaron. No pasaron ni cinco minutos cuando les dijo que si no querían bailar y sólo les gustaba brincar como locos, entonces les iba a enseñar defensa personal. Tomó a uno del brazo y le pedía que intentara safarse y el escuincle facilito se lo quitaba de encima. El ruco optó por mejor bajarse de la tarima.


Regresó a donde yo estaba, y me salió con la jalada de que prefirió enseñarles unas técnicas de artes marciales que porque él había estado en los "Yunaited" y allá había obtenido el quinto Dan en Karate Do. Aunque aseguró que su mero mole era el baile y me hizo una muestra gratis. Se aventó unos pasos domingueros como de Resortes pero borracho, y al terminar todavía me preguntó cantadito"¿Qué taaaal? ¿La neta a poco no se ven chidos?", yo no sabía si reír o llorar.


Para desafanarme le dije que tenía que ir a checar a unos chavos que estaban jugando ajedrez ¿Qué creen que dijo? ¡Adivinaron! El karateca bailador resultó ser también un experto ajedrecista. Traía puestos unas gafas oscuras gigantescas y hasta se las quitó para decirme como loco "¿Dónde? ¿Dónde? Yo doy clases de ajedrez, me han contratado en varias instituciones del gobierno federal, pero yo a veces ni cobro. Por que de hecho yo no vivo de esto, vivo de mi carrera de licenciado en administración de empresas" ¡Asustame panteón!


Y si con el fulano que tenía una facha que no dabas un quinto por él no era suficiente, ¡ta taaaan! ¡Qué nos va cayendo la esposa! Era el momento perfecto para poner los pies en polvorosa, pero el ruco me pesca del brazo y me dice "Le presento a mi señora, ella también baila. Dígale qué estaba haciendo hace rato", la verdad a mi me daban ganas de decirle que me estaba aburriendo cañón el viejo. Pero ni maíz, para que no se sintiera mal, le dije que había estado bailando con los chavos. "¿Ya ves mi vida? Lo que pasa jóven -refiriéndose a mi - es que ayer nos fuímos a una fiesta de mi compadre y me aventé bailando siete horas seguidas, las primeras cuatro nomás para entrar en calor. Estuvo de poca madre". Le dije al ruco que ya me tenía que ir y por fin me dejó en paz, no sin antes decirme que su señora era asesora de una ñora que anda metida en la política (la cual no voy a nombrar porque es una ratota de dos patas y capaz que se me aparece).


Así están las cosas, cuates como ese señor que se las dan de muy conocedores de tocho morocho, te los encuentras como la vitacilina, en la chamba, en el taller y en la cantina. Y así como este mono era Karateca-bailarín-empresario-ajedrecista, hay otros que son mecánicos-actores-futbolistas, cantantes-electricistas-chefs-técnicos de futbol y otras cientas, qué digo cientas, miles de combinaciones diferentes.


Yo por eso digo Si los mexicanos somos fregones, lo malo es que el resto del mundo no se ha dado cuenta ¡Qué caray!

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