Para iniciar este año que se presume va a ser apocalíptico (yo creo que sí, porque es de elecciones) publico esta breve reseña de una película que hace un par de años ví en una premiere, y aclaro esto porque ni loco hubiera pagado un boleto para ver semejante disparate.
2012: El fin del mundo según Roland Emmerich
Cientos de veces, los estadounidenses se han empeñado en recordarnos que no hay nada de qué preocuparse mientras el mundo se encuentre bajo su jurisdicción. Cual angelito de la guarda están predestinados a salvarnos protegidos por el lema En Dios confiamos – In God we trust- una total ironía si recordamos que durante toda su historia han contribuido a que los cementerios de distintos sitios del orbe tengan sobrecupo.
En esta ocasión, quién mejor para retomar ese
aberrante discurso político que Roland Emmerich, director alemán promotor de la
ideología yanqui más reaccionaria e hipócrita que se haya visto en los últimos
años, basta ver Día de la independencia y El día después de mañana.
La película repite la fórmula que Emmerich ha
explotado hasta el cansancio (la cual le ha dejado cuantiosas ganancias en
taquilla): una inmensa catástrofe que amenaza la supervivencia humana. Así es,
la originalidad no es algo que caracterice a 2012, de hecho está llena
de personajes estereotipados y lugares comunes.
Durante los primeros minutos, Emmerich realiza una
copia al carbón de la cinta La guerra de los mundos protagonizada por
Tom Cruise. Al igual que Steven Spielberg, nos muestra los intentos de un padre
divorciado (John Cusack) por ganarse la simpatía y admiración de sus hijos,
sobre todo del mayor.
Inician los desastres y de ahí en adelante 2012 se
convierte en una trepidante aventura de grandes proporciones y extraordinarios
efectos especiales.
Pero no todo es miel sobre hojuelas. Es
comprensible que en una cinta de ciencia ficción algunas circunstancias sean
inverosímiles pero en este caso hay escenas que rebasan los límites de lo
absurdo. Cusack, por ejemplo es el súper hombre capaz de sobrevivir a los
peores peligros que la naturaleza le ponga enfrente. Su habilidad al volante la
envidiaría el mismísimo Michael Schumacher y qué decir de esa condición física
que haría palidecer a Usain Bolt. Reitero, la supremacía yanqui está presente
todo el tiempo.
2012 es la visión maniquea de un director que muestra a
los miembros de la sociedad capitalista americana como personas llenas de
virtudes, buenos sentimientos y valores como la amistad, la solidaridad, la
confianza y el sacrificio, personificados sobre todo en la figura del
Presidente de Estados Unidos ¿Un guiño a Barak Obama? Creo que sí. Y claro, no
podía faltar la otra cara de la moneda, el ruso traidor y oportunista de
rostro acartonado que busca su propio beneficio.
Sin duda los diálogos merecen mención aparte ya que oscilan entre lo ridículo y lo patético. Una vez más, somos testigos de la forma en que los estadounidenses enfrentan a la muerte con una mano en la cintura, contando chistes y anécdotas intrascendentes en momentos que se supone deberían ser presa de la angustia.
El clímax parece extraído de la cinta Su
excelencia, protagonizada por Cantinflas, donde el mimo mexicano une
a las naciones mediante un mensaje moralista y manipulador.
Por eso en vez de perder el tiempo viendo ésta película, mejor a co…mer y a gozar ¡Que el mundo se
va a acabar!

👍👍👍👍
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