
¡Gracias canal de las estrellas! ¡Gracias béndita Telenvicia! Nunca terminaré de agradecerles la cantidad infinita de material que aportan a este blog.
Hoy decidí retomar el asunto de las críticas televisivas, para ello qué mejor idea que ver el canal 2. Recuerdo que no hace mucho, cada ocho días repetían una y otra vez las películas del inmortal Pedrito Infante. Los fanáticos del ídolo sinaloense no se cansaban de verlas, sin embargo otros espectadores decían ¡Ya chole! ¡Por piedad ya cambienle!
Ahora, me sumo a los que piden que San Peter Child regrese los domingos por la tarde. Y es que las cintas de charritos cantarines son la neta del planeta comparadas con porquerías telenoveleras como Atrévete a soñar. Nunca había visto este hibrído entre Betty la fea, RBD y High School Musical y qué bueno porque media hora me bastó para confirmar que calificarla como bodrio sería un halago.
Por suerte se trataba del último capítulo. Como suele suceder, basta ver cinco minutos para entender todos lo ocurrido en los doscientos programas anteriores. El patético guión no sólo recurre a los lugares comunes del género, sino que plagia de forma descarada una de las escenas de la película Carrie dirigida por Brian De Palma. Esa en donde la protagonista es elegida como reina del colegio y todos los culeyes que le hacían burla comentan "¡Futa! ¿Qué se hizo la condenada?" Pero la malosa del grupo como anda de ardilla planea echarle una cubetada de agua sucia en vez de la sangre de puerco con la que la empapan a Carrie en la historia original. Por lo menos, el desenlace es diferente, pues es obvio que en estas historias fresitas la chavala no puede ser tocada ni con el pétalo de una rosa (aunque si por el pervertido productor, jaja).
Ese último comentario viene a cuento porque la mentada "patito feo" es una escuincla de 14 años, de cara bonitilla pero a quien por razones obvias y que saltan a la vista todavía le falta desenrrollarse. Aunque parece que le han hecho creer lo contrario, pues en entrevistas ha comentado "Soy demasiado sensual para hacer este papel" ¡No macayu!
Volviendo a tan interesante historia, una bola de chamacos herederos de la moda Rebelde, es decir, pantalón de vestir con tenis sucios y corbata floja cual borracho de cantina, se divierten en una graduación al más puro american-way. A los morenitos los dejaron fuera y solo dejaron pasar a los chavos bonitos que responden a nombres como Brad, Iker, Kimberly, Johnny, Antonella, etc, etc.
Luego vienen las soluciones finales predecibles. La niña mala se arrepiente en último minuto, sus papás se reconcilian y poco falta para que aparezca Barney cantando Somos una familia feliz. Patito en el mismo tenor no sabe si dárselas (las gracias, quiero decir) al galancillo principal o a otro calenturiento que la anda rondando. Lógico no hay sorpresas. Cierran con una canción asquerosa que todo el elenco se pone a bailar como Dios les da a entender. Pero el asunto no termina ahí. Bien originales nos trasladan hasta una playa en donde simulan el debut de Patito como cantante. En esta parte da pena ajena, ver como cientos de personas se emocionan con estos seudo-artistas que ni siquiera intentan cantar y se limitan a hacer un playback espantoso.
En fin, habrá que poner las veladoras o el sirio Pascual para que Pepe el Toro, Chachita y la Chorreada regresen por sus fueros. Porque esto de atreverse a soñar es una verdadera pesadilla.
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