
No quiero parecer un anticuado de siete suelas pero por más efectos y publicidad que le hicieron a la película El hombre lobo, lo único que consiguieron fue hacerme añorar el filme clásico protagonizado por Lon Chaney.
En fin, fiel a mi costumbre, ahí les dejo la cachubi sinopsis...
Lencho Talbot, un aristócrata que está más feo que pegarle a Dios en semana santa, regresa a Londres cuando le avisan que a su carnalito lo encontraron despanzurrado. Al llegar, su padre (interpretado por un Anthony Hopkins con cara de estreñido toda la película) le dice como si fuera un homenaje al maestro Rigo Tovar “Oh qué gusto de volverte a ver, saludarte y saber que estás bien”, eso sí como quien no quiere la cosa.
Lencho casi se desmaya cuando ve el cuerpo de su hermano en calidad de chamarra tamaulipeca. Pa´quitarse el susto se toma unos alipuses. En la taberna unos comensales afirman que el difunto andaba de cuzco con unas gitanas y que, seguro el oso babas del circo se lo había almorzado. Un teporocho insiste en que nanay, que andan más perdidos que los encargados del caso Paulette.
Aunque Mr. Hopkins le aconseja que no salga por la noche, Lencho visita la caravana de los gitanos. Antes de que pueda obtener información, se arma el merequetengue, un lobo llega al campamento y arrasa como si fuera buffet. Lencho que es bien machin va tras él y termina con una mordidota en el cuello que le impide volver a hacer gárgaras.
Lencho ya con la maldición encima, se vuelve un amante de los tacos de tripa, trompa, cachete y oreja pero de humano. En un operativo digno de la poli del defectuoso, Lencho cubierto de peluche se escabecha a medio pueblo y al recobrar su estado normal es capturado.
Encerrado pide a gritos la visita conyugal de Gwen, su cuñada a la que le trae hartas ganas. Pero quien le cae es Mr. Hopkins, quien le confiesa que él también es lobo y se dio gusto despachándose a su mamá y hermano.
Frente a la comunidad médica, un doctorcillo exhibe a Lencho argumentando que está mal de la chaveta. El tarugo mata-sanos se pone a hablar como merolico, mientras el otro se transforma. Aparte de distraído creo que es sordo porque ni de milagro escucha la bola de quejidos.
Otra vez se arma el relajo peor que en la cámara de diputados. Lencho se va brincando como chapulín por las azoteas dejando a la poli con cara de what.
Lencho va de chismoso a decirle a su cuñada que el rucailo es el culpable de todo y de paso aprovecha para darle un arrimón. Ella interesada en salvarlo, pregunta a una gitana si existe vacuna para su mal, a lo que la mujer responde que niguas, ni que fuera tetanos.
Padre e hijo se avientan un tiro. El vejete sale chamuscado. Lencho corretea a Gwen que acepta que el tipo tenga cara de mariguano, más no que esté peludo. Al final Lencho, cuelga los tenis.
Aunque Mr. Hopkins le aconseja que no salga por la noche, Lencho visita la caravana de los gitanos. Antes de que pueda obtener información, se arma el merequetengue, un lobo llega al campamento y arrasa como si fuera buffet. Lencho que es bien machin va tras él y termina con una mordidota en el cuello que le impide volver a hacer gárgaras.
Lencho ya con la maldición encima, se vuelve un amante de los tacos de tripa, trompa, cachete y oreja pero de humano. En un operativo digno de la poli del defectuoso, Lencho cubierto de peluche se escabecha a medio pueblo y al recobrar su estado normal es capturado.
Encerrado pide a gritos la visita conyugal de Gwen, su cuñada a la que le trae hartas ganas. Pero quien le cae es Mr. Hopkins, quien le confiesa que él también es lobo y se dio gusto despachándose a su mamá y hermano.
Frente a la comunidad médica, un doctorcillo exhibe a Lencho argumentando que está mal de la chaveta. El tarugo mata-sanos se pone a hablar como merolico, mientras el otro se transforma. Aparte de distraído creo que es sordo porque ni de milagro escucha la bola de quejidos.
Otra vez se arma el relajo peor que en la cámara de diputados. Lencho se va brincando como chapulín por las azoteas dejando a la poli con cara de what.
Lencho va de chismoso a decirle a su cuñada que el rucailo es el culpable de todo y de paso aprovecha para darle un arrimón. Ella interesada en salvarlo, pregunta a una gitana si existe vacuna para su mal, a lo que la mujer responde que niguas, ni que fuera tetanos.
Padre e hijo se avientan un tiro. El vejete sale chamuscado. Lencho corretea a Gwen que acepta que el tipo tenga cara de mariguano, más no que esté peludo. Al final Lencho, cuelga los tenis.
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