"Todo lo naco es chido", así decía una rola de Botellita de Jerez. El caso es que la frase ha dejado de ser un chiste para convertirse en una realidad. Lo que antes era considerado guarro, maleducado y de pésimo gusto, es de unos años para acá, lo más fashion, lo inn, lo de moda pues.Basta darse una vuelta por la Condesa (rebautizada como la Fondesa), para darse cuenta de que el sitio que alguna vez fuera centro de reunión de conocidos intelectuales es ahora la capital de la fantochada.
El chiste es que, por ejemplo, en el mentado Starbuck, en donde te venden un café al mismo precio que en otro lado una comida corrida -con postre y agua incluidos- ve uno llegar a los juniors en carrazo de lujo con computadora portátil bajo el brazo. Una vez dentro, son atendidos por empleados de pronunciación fresona y fingida amabilidad. Aquí viene lo bueno. Con café en mano, van y se sientan peroooo...¡Ojo! Ponen el trasero sobre el respaldo y la patotas puercas encima del asiento. Hay chavas que incluso se quitan la sandalias y colocan lo pies descalzos en lo brazos del sillón donde otras personas ponen la manos. Y como diría Jaime Maussan "Nadie hace nadaaaa".
En La Botica, lugar conocido por sus mezcales, me tocó ver como una señora se metía con un perro al establecimiento, uno de esos grandotes y peludos (sin albur). La doña, quien por cierto era la clásica güera lechosa sin medias y con chanclas de hule, caminaba con el perro detrás de ella sacudiendo la cola sobre la mesas. Lo peor fue ver como la mujer pedía un tamal permitiendo que el animal recargara su cabeza sobre la mesa ¿La encargada fue a pedirle que lo dejara afuera? No, para nada.
Otra falta de educación convertida en sinónimo de "actitud cool" es la de decir groserías y no es que uno no las diga, pero hay a quien le salen naturalitas y hasta tiene gracia para decirlas. Otros, por el contrario se escuchan sangroncisimos y si no me creen vean a la chavas que intercalan un "güey" entre cada cinco palabras, alargando el "ey". Aclaro que su servilleta si la dice, sobre todo el verbo "chingar" en todas sus conjugaciones cuando estoy enojado. Lo que molesta, es que al alburero, estás personas lo consideren naco, siendo que casi nunca utiliza palabras ofensivas mientras que, al pelado lo elevan a status de semi-dios cuando la mayoría de la veces usa las groserías para ocultar su limitado vocabulario. Prueba de ello son los programas de televisión, en los que un conductor define cualquier cosa como chingona, poca madre o de la chingada, así sin más explicación.
Pareciera que la palabras cobran un valor diferente según la persona que las diga, para algunos son muy chistosas si las groserías salen de la boca de Diego Luna y Gael García Bernal, figuras del cine seudo-intelectual y es que ellos son "bonitos", van a Cannes y no se bañan porque andan muy ocupados haciendo películas en el extranjero. Mientras que esas mismas mentadas, son en voz de Cesar Bono, Rafael Inclán, Alfonso Zayas y otros, vulgaridades que solo deben hacer reír al proletariado, a los que viven en colonias populacheras, si me permiten la palabra, "a los jodidos".
Al paso que vamos, la próxima actitud snob será pegar el chicle debajo de la butaca o escupir por la ventana del auto.

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