Don Camilo Tercero conocido por su habilidad para hablar en público, pese a ser sordomudo de nacimiento, hizo de Pedro Yunes un brillante orador. De su madre heredó el gusto por los libros y le bastaba pararse sobre una enciclopedia para sentirse más alto que los demás. Tuvo una infancia tan grata que no cabía de felicidad por lo que hubo necesidad de ampliar su habitación. Mientras Pedro, era el orgullo de la familia, Juan fue encarcelado por robarse las limosnas de la iglesia que, luego fueron encontradas en la sotana del párroco del pueblo. Por ese hecho también fue acusado de herejía. Por si fuera poco, el religioso lo culpó de abrirle una cuenta de banco en suiza.
Pedro Yunes de Icaza aprendió a manejar el fusil, la espada, la pólvora y se convirtió en un experto en corte y confección de manteles navideños, actividad que abandonó por miedo a pincharse un dedo. En 1834 a la edad de 20 años recibió una invitación para integrarse a la Filarmónica de Boston como repartidor de volantes. Al no sentirse preparado declinó la oferta. Al año siguiente, Don Camilo le presentó al conocido líder masón Frederick Jefferson, quién le dio una beca para estudiar en la Universidad de California con derecho a usar la cama de bronceado.
En un rito de iniciación en el que prometió no volver a comer puerco (exceptuando el chicharrón en salsa verde), Yunes en pijama juró fidelidad al grupo. Regresó a México y en 1842 formó parte del gabinete del presidente Anastasio Bustamante. El representante del poder ejecutivo lo condecoró con el "Nopal de oro", por ser el único funcionario que no se rió al escuchar su nombre durante un informe. A ese galardón se sumaron otros reconocimientos como "La Real Orden del pulque" y "El mérito heroico reumático", el cual consiguió como se relata en el siguiente episodio:
El primero de noviembre de 1864, Pedro Yunes de Icaza se presentó en un salón de fiestas para acompañar al presidente Abraham Lincoln en el festejo de su reelección. Por error o capricho del destino, después de ir al baño, se confundió y entró al salón contiguo, en donde Maximiliano de Austria anunciaba con bombo y platillo que su primo Napoleón III lo acababa de nombrar Emperador de México. Cansado de comer hot dogs, Yunes prefirió quedarse para ver si servían croissants pero solo alcanzó Creme Brulee. Eso le provocó un serio disgusto que se acentúo cuando Maximiliano se negó a darle la receta para tener una barba frondosa. Como venganza embriagó al archiduque con mezcal de pechuga y manoseó con cinismo la ídem de su esposa Carlota. Después de salirse con la suya, escapó en un taxi de sitio.
Pedro Yunes de Icaza falleció a los 70 años en su natal San Goleteo. Hoy como homenaje, una calle en donde se venden pantalones térmicos al 2x1 lleva su nombre.
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