martes, 25 de febrero de 2014

Pinches trámites pinches

En una oficina de cualquier delegación del defectuoso, una señora se presenta a realizar un trámite de esos engorrosos pero necesarios. Al llegar pregunta en el módulo de información a dónde debe dirigirse para pedir una constancia de domicilio. Un tipejo panzón que hojea El gráfico y mira en una televisión chiquita a blanco y negro, uno de esos bodrios mañaneros, le señala una ventanilla ubicada al fondo del edificio. La señora que ya se había hecho a la idea de que habría una fila interminable, se sorprende al ver que es la única persona.

 - Buenos días - dice a una gorda que se limpia los residuos de aguacate que le quedan en los dedos con una servilleta de papel.

-¿Asunto? – contesta la empleada con medio bocado todavía en la boca.

Traigo mis documentos para que por favor me expidan un comprobante de domicilio, es que me acabo de cambiar de casa y aún no cuento con ningún recibo.

¿Qué cree? Que si es aquí. Pero ahorita no  la pueden atender. No hay nadie.

¿Cómo que no hay nadie? ¿Y usted no trabaja aquí?

Pues es que mire, yo le puedo checar el documento pero el licenciado ya se fue de vacaciones y él es quien firma.

Pero en la página de internet mencionan que hay servicio los 365 días del año – dice la señora mordiéndose los labios tratando de no perder la calma.

Ah. Pues ahí si no sé. Viera que aquí no tenemos Internet.

-     - Oiga señorita, me urge esa constancia para que me recontraten ¿No lo puede firmar alguien más?

-     - Déjeme ver. No se vaya a ir.

Media hora después, un tipo mugriento se sienta frente a la ventanilla.

- ¿Asunto doña?

-     - Señor, me dejó aquí la señorita esperando, vengo por una constancia de domicilio y …

-     - ¿Cuál señorita? ¿Una gorda? Si es esa, ya valió gorro. Ya salió. Se fue a la junta del sindicato. Pero déjeme ver sus documentos. 

      -Oiga señor, yo voy a reportar a esa persona, le pido que por favor me dé su nombre. 

      - ¿El mío?

-      -  No, el de la empleada. Nada más lo hacen perder a uno el tiempo.

-      - No me lo sé. Yo nomás soy el chofer y me mandan aquí para cubrir a los compañeros.

-      - Ya traigo todos los documentos, solo falta que el responsable firme la constancia.

-     - ¿Me creería si le digo que no sé quién es? Le digo que nomás me mandan. Pero igual y la ayudo en otra cosa.

-     - ¡Es el colmo!

-     - No se enoje doña. Se la pongo más fácil ¿Usted ya desayunó?

-     - ¿Eso qué tiene que ver?

-     - Pues es que yo no. Cómo ve un “ciego” y ahorita le consigo la firma.

-     - No le entiendo ¿Qué es eso de un ciego?

-     - No se haga. Un billullo. Así los dos nos ayudamos, como quien dice mutuamente.

-     - ¡Lo que usted quiere es una mordida! ¡Aparte de irresponsables son unos rateros! ¿Pues cómo ve que no le doy nada? Y esto lo va a saber el delegado.

-     -  ¡No manche! ¿Y usted de dónde cree que viene la indicación? – sonríe burlón el tipo.

-     - Pues si no es con él será con otra autoridad.

-     - Hágale como quiera. Bueno, que conste que yo la quise ayudar.

El tipo cierra la ventanilla.

La señora sale disgustada. En la entrada un muchacho se le acerca.

-     - Disculpe señora ¿Sabe de casualidad en dónde expiden las constancias de domicilio?

-     - ¡No sé, ni me interesa!

-     - ¡Uy! ¡Qué pinches modos! 

¡Ah pa´ notitas informativas!


Dr. Maquiavelo Villanueva
Director General

Por este medio, mi compañero Joselo Gómez  y su servidor Proculo Atilano(servidor de usted, no de mi compañero, quien por cierto el próximo sábado pasará a ser mi compadre cuando apadrine a mi hijo Brayan Nicolás) le informamos los sucesos que sucedieron en el Pueblo de San Cadilla, al que fuimos el sábado pasado por orden suya de usted.

Primeramente acordamos encontrarnos cercas del metro Tlahuac a las 8:00 hrs., segundamente Joselo Gómez llegó tarde al punto, alegando que los transbordes en esa línea son de muerte y sin afán  de justificarlo, para qué nos hacemos si eso es cierto. Mientras lo esperaba, yo procedí a ingerir un tamal, aclaro que sin torta porque luego no alcanza para el pasaje de regreso, y menos ahora que ya lo subieron a cinco pesos. Una vez reunidos, Joselo Gómez me reclamó por no disparar los atoles, actitud que creo lo hace merecedor de una llamada de atención por ser tan cínico; lo dejo a su consideración.

Abordamos el camión a las 9:25 hrs., y esperamos casi una hora para salir porque ya ve que no salen hasta que los atiborran de gente.

Ambos dos, nos dirigimos al domicilio del Sr. Teódulo Pacheco, ese que usted nos pidió que investigáramos el por qué no se ha presentado a trabajar en dos semanas. Como nadie nos abría la puerta, fuimos a preguntarle al pollero de enfrente si sabia algo del Sr. Teódulo y nos contestó que no lo había visto, desde el día en que le guardó dos kilos de mollejas y nunca regresó por ellas. Anexamos las mollejas a este informe como prueba.  Luego, nos dirigimos a la casa de la Sra. Rómula Pacheco, hermana del susodicho en donde nos recibió un niño que según dice, la señora lo deja solito todo el día para irse a trabajar al restorán. Nos dio una dirección, pero nomás no dábamos con el lugar. Ahí donde nos dijo que era, solo había una cantina llamada “No me las des llorando”.

Nos quitamos los chalecos con los logos del gobierno, no fuera a ser la del diablo que no nos dejaran entrar por ir uniformados. El lugar pues, cómo le explico… ahora verá, estaba pintado de un rosa mexicano intenso, de ese que hace que le chillen a uno los ojos. Joselo Gómez ni tardo ni perezoso ya estaba en la barra pidiendo un pulque. Yo le dije que íbamos en plan de trabajo, pero según me explicó que esa era su táctica para sacarle información a la comunidad. Por si las dudas, yo seguí su ejemplo y pedí un curado de nopal.  Dos personas que estaban sentadas a un ladito de nosotros, nomás se nos quedaban viendo como diciendo que no éramos de ahí. A mi uno de estos señores se me acercó cuando entre al baño y me dijo lo que a continuación le informo:

-       Óigame chaparrito, a ustedes los vimos desde temprano cuando llegaron al pueblo. A mi no me engañan. Ustedes vienen de parte de ese de hijo de su chin…que es el delegado ¡Vayan y díganle que este pueblo se cuida solo y que no hace falta que manden gente para checarlos! Ahora que, si así no entienden, a lo mejor dándoles unos plomazos ahí donde no les da el sol.

Con los pantalones a medio subir, salí corriendo del baño. Ya se imaginara usted el sustazo. Ya iba yo para fuera sin pagar cuando Joselo Gómez me pesco del cuello. Descubrió que una de las meseras era la Sra. Rómula Pacheco, la misma que habíamos ido a buscar. Y bueno, pues aquí concluimos lo que corresponde a nuestra investigación, porque nos dijo que el Sr. Teódulo ya se nos había ido, así con esas palabras dando a entender que ya había pasado a mejor vida.

Después de pagar los pulques, siendo las 16:00 hrs., nos disponíamos a retirarnos, pero en eso el señor que minutos antes me amenazó en el w.c., se acercó para invitarnos a largarnos y no regresar nunca mas.


En espera de sus indicaciones. Nos despedimos. Si puede lo espero en el bautizo de Brayan Nicolás.

jueves, 20 de febrero de 2014

Los parientes desconocidos

En el mundo han caminado personajes que para bien o para mal han cambiado la historia de la humanidad. Los siguientes sujetos comparten con ellos, lazos sanguíneos, apellidos y a veces también el cepillo de dientes, pero nadie los recuerda. He aquí un homenaje para esos ilustres desconocidos.

LUCAS TORQUEMADA

Fray Torcuato Lucas Torquemada, sobrino del inquisidor Tomás de Torquemada, a diferencia de su tío, no gozó del reconocimiento de las autoridades clericales, por el contrario, fue considerado el teólogo y cardenal más tonto de la historia, debido a una acumulación de pifias involuntarias.

Primero dejó escapar a un prisionero musulmán, para después confesar que, lo había engañado haciéndose pasar por un germano con un bronceado de miedo. Al tratar de redimirse por su falta, incurrió en otra más grave. Durante varias noches siguió a un grupo de presuntas brujas para entregarlas a la Santa inquisición. En la oscuridad del bosque, las golpeó con un crucifijo, para luego meterlas en un costal. Pero lo que supuso se trataba de un aquelarre, resultó ser una orgía protagonizada por los reyes católicos para darle alegría al cuerpo con unos invitados segovianos.

Perdonado por la Corona y criticado por el Papa por usar sandalias con suela de goma, Torcuato Lucas colgó el hábito y se despidió del Santo Oficio. Por un tiempo fue cantante en una compañía de gitanos con el seudónimo de Fray Sinatra.

HERPES

Pocos saben que el mítico Hércules, tuvo un hermano menor, fruto de la aventura entre Alcmena  y Minotauro. Herpes era un adonis astado que presumía una genitalia de concurso. Hércules celoso del gran dote viril que poseía Herpes, una noche intentó cortárselo de tajo mientras dormía. Hera, Artemisa, Afrodita y Atenea, diosas que embelesadas se disputaban los favores del cachondo jovenzuelo lo impidieron. El fortachón por su atrevimiento fue puesto a disposición del ayuntamiento griego y condenado a lavar los baños del Partenón.

Después de ver convertido a su padre en un pedazo de rosbif, Herpes juró vengarse del responsable e inicia un viaje conocido como La Herpiada, financiado por una marca de preservativos troyanos.

Al llegar al monte de Tanatos, conoce al pastor ciego Tompiates. Aprovechando la discapacidad del anciano, embaraza a sus cincuenta hijas y a dos gallinas que engendrarán años después a una legión de polleros.

Es en Creta, en donde libra una cruenta batalla contra el ejército del Rey Castratus, quien minutos antes le ha confesado ser asesino intelectual de su padre y autor de un libro con posiciones sexuales para eunucos. Herpes, regresa triunfante a Tebas, se asocia para abrir una marisquería con Poseidón y muere de una enfermedad venérea.

ARNULFO VALENTINO

Hermanastro de la estrella cinematográfica que arrancó suspiros en los años 20, Arnulfo nació con el defecto conocido como labio leporino, por lo que se vio obligado a usar bigote desde los 8 meses de edad. Vivir a la sombra de un hermano que por su galanura siempre era el centro de atención, lo convirtió en un tímido niño que se encerraba en una habitación a devorar libros, hasta que un versículo de la Biblia se le atoró en la tráquea. Perseguido por la mala suerte, mientras su hermano Rodolfo gozaba de una prodigiosa carrera en Hollywood, en 1925, consiguió un trabajo como extra en la película “El acorazado Potiemkin” del que fue despedido por aparecer vestido como bailarín del Bolshoi de Moscú mientras filmaban una balacera. Cuatro años después, queda tuerto al tratar de impresionar al director Luis Buñuel. Arnulfo tomó una navaja y se cortó el ojo para obtener el rol protagónico de El perro andaluz. 

En otro intento desesperado por emular a su hermano, Arnulfo hizo casting para interpretar a un jeque árabe, los productores quedaron encantados y le ofrecieron el papel de odalisca a pesar del bigote. Arnulfo Valentino falleció tras darse un leve golpe en el craneo al caer desde la punta del Empire State.

viernes, 14 de febrero de 2014

En la pobreza se sabe querer


 ¡Súbase compañero! Nomás fíjese porque un chingadazo ahí en el filito duele hasta el alma -Palabras sabias, de quién ha subido y bajado de un trailer más de mil veces. Yo que apenas comenzaba mi accidentada carrera como cargador, después de haber ido de más a menos, pasando por una serie de tropiezos eslabonados, no tuve más remedio que aceptar la mano rasposa que me ofrecía ese señor.

- Don Miguelito, dígame así. Así me dicen todos. Usted está re flaco pero ahorita entre los dos bajamos las tarimas. Así como me ve, yo estoy corrioso, estoy macizo, y esto nomás es de maña ¿Cuántas bolsas son?

- Como 3600 señor. Va a estar cabrón ¿No van a mandar a nadie más?

- ¡Uta madre! Si son un titipuchal. Don Miguelito ya le dije que me diga así. Hasta cree que van a mandar a alguien. Si a estos les pesan los que tienen entre las piernas. Y ni cómo decirle al director porque es su cuate y los tiene bien consentidotes. Yo porque le chingo. Ya soy el único de servicios generales. Antes había otro, pero faltaba a cada rato, dicen que tenía dos viejas. Una que anda por ahi de azul que si tiene lo suyito, pa qué le voy a mentir, y otra que pus la tenía en su casa.

- ¿Y usted es casado don? - pregunté como si en verdad me interesara.

- No. Tengo pus mi pareja. Ahora si que como dicen nomás estoy juntado. Mi señora luego viene a dejarme la comida pero trato de que no venga seguido ¿Sabe? Aquí luego hay unos compas muy cabrones, con perdón de usted. Nomás andan viendo a quién le hacen la maldad. Hay uno que anda luego por ahi, que viene a dejar los garrafones de electropura. Ya le dije que no ande rondando a mi señora o va a pasar una desgracia.

- ¿A poco si sería capaz de hacerle algo don? - no puedo negar que por lo menos el fulano me entretenía en lo que daban luz verde para descargar.

- Le dije, Va a pasar una desgracia. Si me bajas a mi vieja...¡Me mato! ¿Cómo cree jovenazo? Es pura broma. Yo con todos aquí la llevo tranquilo ¿Alcanza a ver allá dónde está el otro patiecito? Luego a la hora de la comida, jugamos al trompo. Pero no esas chingaderas de plástico. El de madera. Siempre me los ensarto.

- Creo que si he visto cómo lo juegan ¿Usted no es de aquí verdad? Tiene tipo como de oaxaqueño - para mi todos los morenitos que no son de aquí se me figuran de Oaxaca.

- No. Soy chiapaneco, nací en un lugar que se llama Tuzantán. Desde chiquillo me vine al distrito y ya soy más de aquí, que de allá. Acá estudié la secundaria, porque sabrá usted que yo soy estudiado, ando aquí porque pus es lo que hay ¿Usted estudió?

- Si. Yo estudié hasta la prepa. Me salí y desde chavo trabajo- alcé los hombros y sonreí consciente de que mentía.

- Ya decía yo que usted se ve distinto. Casi nadie se trepa al camión sentándose en la orilla. Con perdón de usted, no me lo tome a mal. Orita entre los dos le metemos galleta y en menos de dos horas terminamos. Usted va rompiendo el plástico y me avienta las bolsas y yo las voy acarreando a la bodega. Total, no hay prisa. Si quieren que nos apuremos, que manden más gente y sino, pus que se chinguen.

- Esa forma de pensar me gusta don Miguelito - y lo decía con toda sinceridad. En verdad estaba de acuerdo.

- ¿Le gustan las verdolagas? No es albur. Ora no vino mi señora, pero me puso verdolagas con carne de puerco. La secretaria de aquí nos da champú de calentar en el hornito de microondas, yo ni le sé pero le digo a ella.

- Gracias. Pero pues cómo cree. Eso se lo mandó su esposa para usted - contesté percatándome de que en realidad apenas alcanzaba para que se preparara unos tres tacos.

- ¿No me diga que no le gustan? No me salga con que es de esos que pura picza y hamburguesas. Eso no es comida. 

- Vamos a hacer una cosa don Miguelito. Usted me convida verdolagas y para no quedarnos con hambre los dos, yo compro unas latas de atún de las que ya vienen con verduras, unas galletas saladas y unos jarritos fríos. 

Una vez acordado que compartiríamos la comida, nos dispusimos a descargar como lo planeamos. Me puse mi gorra, me quite la sudadera, saqué el cutter y como niño desesperado que ya ansía ver lo que le han regalado, rompí el plástico con que emplayan las despensas. Quien haya desempeñado tan ardua labor, sabe que al principio es como despejar con la mano un balón de futbol, hasta parece divertido. Sin embargo hay un momento en que el dolor no se siente ni siquiera en los brazos, sino en la cadera por estarse agachando a recoger los bultos que van quedando abajo. Luego viene la sensación de tener las piernas dormidas, y si te toca ser el que cacha las bolsas, existe el riesgo de ser golpeado en la cara; en el mejor de los casos amortiguas el golpe con el pecho, sin embargo no es muy recomendable cuando en la bolsa vienen productos enlatados.

Sentí que había descargado cinco mil. Estaba agotado. Miré hacia el interior del trailer, conté las tarimas y apenas llevabamos la mitad. Don Miguelito se subió al camión. Tomó el cutter, hizo un corte transversal en una tarima y dejó que cientos de bolsas de arroz se desparramaran en el piso del camión.

- Acuéstese jovenazo. Vamos a descansar un rato. Ya vamos de gane ¡Aaaah! Ojala que así estuviera mi cama. Allá en su humilde casa, tengo un colchón viejito. Ya me dijo mi señora que compre uno. Pero cuestan más de mil. Está dura la cosa. Mi señora tiene dos hijas de otro señor que nomás se las hizo y se fue. O les doy para la escuela o compro el colchón. Pero no me quejo. Mejor le chingo.

Y eso fue lo que hicimos; seguir partiéndonos el lomo sacando literalmente fuerzas de flaqueza.

Terminamos en menos tiempo del que pensabamos. Mientras don Miguelito fue a calentar el guisado, yo fui por el atún y los refrescos. Con una de las tarimas improvisamos nuestra mesa, desarmamos una caja para usarla como mantel y nos deleitamos con una comida que me supo a manjar de dioses.

No cabe duda que cómo dijo un reconocido poeta vernáculo..."En la pobreza se sabe querer"

martes, 4 de febrero de 2014

¡Ah qué publicaciones tan feisbuqueras!

Desde la aparición de las redes sociales, se ha comprobado que los homo-sapiens no somos tan pensantes pero sí -diría yo- demasiado egocéntricos. Basta con echar un vistazo al perfil de un usuario promedio de ese vicio llamado facebook. Salvo que se utilice como herramienta para vender cualquier tipo de producto o como medio propagandístico, la verdad es que poca gente publica algo de real interés (me incluyo). A continuación menciono algunos de esos disparates que por alguna razón creemos que a los demás  les va a llamar la atención.


1.       Comida y bebidas. Voy de acuerdo que la presentación de un platillo  pueda ser vistosa. Un mole poblano con su crema, los frijolitos refritos a un lado y unos rábanos cortados muy bonitos sobre un plato de barro puede verse artístico. Pero…¡Por Deus! Y aclaro que hasta yo lo he hecho ¿Por qué subimos el taco de tripa con harta salsa o la hamburguesa mega grasienta?

2.       Fotos con la pareja. Uno cree que subir estas fotos reafirma el lazo sentimental con la otra persona. Es una forma de decir, quiero que todo sepan que te amo y que además la pasamos muy bien juntos ¿En verdad le interesa a uno que los demás lo sepan? ¿Quién lo vea se emocionará y seguirá intrigado tan bella historia de amor? No lo creo. En todo caso mandará un Me gusta, para que tu hagas lo mismo.

3.       Quejas y reclamos. A modo de indirecta, se lanza una pedrada para ver si le pega al destinatario. Por lo regular no tienen la intención de servir como catarsis, eso es solo la pantalla, la función real es provocar la curiosidad de quienes lo leen. Es una especie de juego que podríamos llamar “Adivina de quién estoy hablando”.  Se escriben comentarios como “Odio que me pongan a trabajar con gente inútil”, “No vuelvo a prestar dinero porque no pagan, “Te di mi confianza y me traicionaste” y cosas por el estilo.

4.       Tiradas al piso. Esto lo hacemos con la finalidad de que las personas que ya no vemos, sepan a distancia que nos sentimos mal, esperando por respuesta un ¡Estoy contigo!, ¡No estás solo! ¡Ya vendrán tiempos mejores!, todo el mundo se muestra muy compungido, pero ninguno toma el teléfono para hacerte una llamada.

5.       Fotos en el baño. El colmo de la ridiculez. Practicado sobre todo por los adolescentes y aquellas personas que creen que tienen un cuerpo admirable. Si tienes un físico excelente adelante, ponte un traje de baño, vete a la playa y tómate una foto. Pero por el amor de Deus, qué es esa nacada de tomarse una foto frente al espejo del baño, con una mano en la cámara y la otra levantándose la camiseta, o peor aún con el calzón Rimbros. Del asco esas instantáneas en que al fondo se ve el escusado  y el destapa caños.

6.       Provocaciones. Son las clásicas publicaciones que antes de escribir ya sabemos que van a levantar polémica. Y que curiosamente son las que más comentarios tienen. Bueno, hasta los contactos que nunca te mandan siquiera un Hola, le entran a los dimes y diretes. Casi todas están relacionadas con partidos políticos, equipos de fútbol y comentarios religiosos acompañados de un apunte venenoso (y para qué hacernos mensos si bien que sabemos a quién le va a picar la ponzoña).

7.       Canciones. Subes rolas pensando ¡Wow! Les voy a hacer el día a los que la escuchen. Te dedicas las mañanitas de Pedro Infante en tu cumpleaños y crees que alguien las va a escuchar en tu honor.

8.       Narraciones. Este es uno de los casos más extraños y mafufos. El feisbuquero que saca al reportero que lleva dentro y va publicando minuto a minuto las acciones de un partido de fútbol, los Grammy, los Oscares, etc. Lo más chafa es que se centra en eventos que casi todo el mundo está viendo. Mensajes como “Atlante disparaaaaa, el arquero la detuvo” pasan dos minutos y “Ya va a entrar el Picolín a apuntalar la defensa ¡Vamos Pumas!” o “Oscar para Meryl Streep bien merecido, ya quiero que estrenen acá su película” ¿Si no la ha visto cómo dice que es bien merecido? Jajaja

Pero en fin, siendo honestos, éstas y otras publicaciones similares, son las que le dan sabor al Facebook. Escriban sobre una obra de arte, la visita a un museo, la foto de un paisaje y a lo mucho obtendrán un Me gusta,  y si bien les va, de tres a cinco comentarios siendo muy optimistas. Bueno, si no quieren que tachen a su face de aburrido, corran a buscar una tanga sexy para tomarse la respectiva foto en el espejo del baño.


Aldo Janusky. Surrealismo y Quiropraxis.

Hace tres días falleció el reconocido ilusionista, dramaturgo, quiropráctico y cineasta latinoamericano, Aldo Janusky, creador del teatro denominado Panucho, que combina surrealismo, comedia griega y gastronomía yucateca.

Janusky, irrumpió en la escena cultural mexicana en los años sesenta, con la obra teatral Lagañas de un ojo triste, la cual durante una exitosa temporada levantó polémica entre los asistentes, por sus escenas atrevidas y transgresoras, como aquella en que el propio Janusky le hace el amor a las cuerdas de un piano para luego machucarse con la tapa.

La falta de presupuesto, obligó al artista a incluir a familiares y amigos en sus producciones, fue así que en su primera película El circo dialéctico (1968), western musical con tintes religiosos, presenta una extraña escena en donde un trapecista, interpretado por su abuelo, ejecuta un doble salto mortal. Todo un logro, si se considera que el anciano estaba en silla de ruedas. Después de exhibirse en México en algunas salas universitarias, pasando sin pena ni gloria, fue estrenada en un par de cines pornográficos en los Estados Unidos provocando el disgusto de la Asociación Nacional de Depravados Conservadores (CDNA). Fue hasta que una copia de la cinta llegó a manos de Elvis Presley, que se le dio su justo valor volviéndose una obra de culto. El rey del rock aseguró que habría que estar loco o drogado para entenderla, optando él por lo segundo.

Con el prestigio obtenido, Janusky rodó su siguiente filme: La pus santificada (1970), obra llena de escenas oníricas que resulta fascinante, ya que aborda la vida de un enano que dirige una secta religiosa, la cual venera la figura de un pollo crucificado. La afrenta provocó que en unos países se prohibiera verla y que en otros se suspendiera la venta de pollo.

Janusky cerró su trilogía fílmica con la cinta Masaje sin final feliz (1976), considerada su obra maestra. El cineasta no solo dirige y escribe el guión sino que, además se pone en los zapatos del protagonista, situación que el protagonista no soporta, por lo que se va descalzo y entabla una demanda. La película fue calificada por la crítica como "una experiencia demencial y emocionante para quien consiga no quedarse dormido".

No conforme con triunfar en el cine, Janusky escribió varios ensayos esotéricos-osteopáticos como El esguince de un arcano y Quiromancia para una mano fracturada.

Aldo Janusky fue hallado muerto a los setenta y dos años en su departamento en la Ciudad de México. Su cuerpo presentaba 15 puñaladas en la espalda y un disparo de escopeta en la nuca, la cual el occiso alcanzó a ocultar en un ropero, minutos antes de fallecer, esto de acuerdo al informe presentado por el Secretario de Seguridad Pública, quien asegura que se trató de otro lamentable caso de suicidio.

Leyendas del Centro Histérico: El sabueso de los Vázquez Vil

Se cuenta que en las calles del centro histérico, por la noche se escuchaban unos aullidos que erizaban los vellos de la nuca de quienes tenían la desgracia de oírlos. Curioso caso, ya que no estaba permitido tener perros debido al peligro latente de un contagio de rabia por mordedura de rata. Luego se supo que la muerte de una rata fue causada por el contacto con un diputado, pero a decir de la nana Goya, esa es otra historia.

De acuerdo al volumen 2 de Las leyendas del México Post reumático, celebre obra del ilustre Fray Bartolomeo Rico, los sonidos de ultratumba provenían de la garganta de un ser no terrenal, un espectro de ultratumba, que deambulaba por las calles de la otrora Ciudad de los Palacios. Fue el mismo fraile – miembro de la orden de Los destemplados- quien vio con sus propios ojos, a ese engendro de Belcebú. Fray Bartolomeo lo describe como un ser despreciable, mitad sabueso, mitad  vendedor de seguros, capaz de elevarse dos centímetros sobre el suelo ( los estudiosos han desmentido la versión de que fuera solo un centímetro). Otra hipótesis postula que aquel horrendo ser, era propiedad de unos anticuarios del mercado de La Lagunilla, los señores Vázquez Vil, hecho que tampoco se ha confirmado.


El fantasmagórico sabueso, iniciaba su recorrido en la Plaza del Aguilita y lo concluía en Templo Mayor. Dos mujeres que ejercían el oficio más antiguo del mundo, aseguran que, lo vieron en la calle conocida ahora con el nombre de San Pablo. Asustadas corrieron hasta los brazos de sus administradores, clamando con gritos despavoridos que ahuyentaran a ese adefesio mal hecho, a esa escoria de la vida, que causaba su odio y su desprecio. Pero ellos hicieron caso omiso, y por el contrario, ofrecieron los servicios de las damiselas a la criatura, quien pidió se le hiciera un módico descuento.


Con la llegada de la modernidad, los aullidos fueron cada vez más esporádicos; ahora en esas calles los único que se escucha son los terribles gritos: ¡De a cien! ¡De a cien! ¡Chéquenlo sin compromiso! ¡Bara! ¡Bara!