Dr.
Maquiavelo Villanueva
Director
General
Por este medio, mi compañero Joselo Gómez y su servidor Proculo Atilano(servidor de
usted, no de mi compañero, quien por cierto el próximo sábado pasará a ser mi
compadre cuando apadrine a mi hijo Brayan Nicolás) le informamos los sucesos
que sucedieron en el Pueblo de San Cadilla, al que fuimos el sábado pasado por
orden suya de usted.
Primeramente acordamos encontrarnos cercas
del metro Tlahuac a las 8:00 hrs., segundamente Joselo Gómez llegó tarde al
punto, alegando que los transbordes en esa línea son de muerte y sin afán de justificarlo, para qué nos hacemos si eso
es cierto. Mientras lo esperaba, yo procedí a ingerir un tamal, aclaro que sin
torta porque luego no alcanza para el pasaje de regreso, y menos ahora que ya
lo subieron a cinco pesos. Una vez reunidos, Joselo Gómez me reclamó por no
disparar los atoles, actitud que creo lo hace merecedor de una llamada de
atención por ser tan cínico; lo dejo a su consideración.
Abordamos el camión a las 9:25 hrs.,
y esperamos casi una hora para salir porque ya ve que no salen hasta que los atiborran
de gente.
Ambos dos, nos dirigimos al
domicilio del Sr. Teódulo Pacheco, ese que usted nos pidió que investigáramos
el por qué no se ha presentado a trabajar en dos semanas. Como nadie nos abría
la puerta, fuimos a preguntarle al pollero de enfrente si sabia algo del Sr.
Teódulo y nos contestó que no lo había visto, desde el día en que le guardó dos
kilos de mollejas y nunca regresó por ellas. Anexamos las mollejas a este
informe como prueba. Luego, nos
dirigimos a la casa de la Sra. Rómula Pacheco, hermana del susodicho en donde
nos recibió un niño que según dice, la señora lo deja solito todo el día para
irse a trabajar al restorán. Nos dio una dirección, pero nomás no dábamos con
el lugar. Ahí donde nos dijo que era, solo había una cantina llamada “No me las
des llorando”.
Nos quitamos los chalecos con los
logos del gobierno, no fuera a ser la del diablo que no nos dejaran entrar por
ir uniformados. El lugar pues, cómo le explico… ahora verá, estaba pintado de
un rosa mexicano intenso, de ese que hace que le chillen a uno los ojos. Joselo
Gómez ni tardo ni perezoso ya estaba en la barra pidiendo un pulque. Yo le dije
que íbamos en plan de trabajo, pero según me explicó que esa era su táctica para
sacarle información a la comunidad. Por si las dudas, yo seguí su ejemplo y pedí
un curado de nopal. Dos personas que
estaban sentadas a un ladito de nosotros, nomás se nos quedaban viendo como
diciendo que no éramos de ahí. A mi uno de estos señores se me acercó cuando
entre al baño y me dijo lo que a continuación le informo:
- Óigame chaparrito, a ustedes los
vimos desde temprano cuando llegaron al pueblo. A mi no me engañan. Ustedes
vienen de parte de ese de hijo de su chin…que es el delegado ¡Vayan y díganle
que este pueblo se cuida solo y que no hace falta que manden gente para
checarlos! Ahora que, si así no entienden, a lo mejor dándoles unos plomazos
ahí donde no les da el sol.
Con los pantalones a medio subir, salí
corriendo del baño. Ya se imaginara usted el sustazo. Ya iba yo para fuera sin
pagar cuando Joselo Gómez me pesco del cuello. Descubrió que una de las meseras
era la Sra. Rómula Pacheco, la misma que habíamos ido a buscar. Y bueno, pues
aquí concluimos lo que corresponde a nuestra investigación, porque nos dijo que
el Sr. Teódulo ya se nos había ido, así con esas palabras dando a entender que
ya había pasado a mejor vida.
Después de pagar los pulques, siendo
las 16:00 hrs., nos disponíamos a retirarnos, pero en eso el señor que minutos
antes me amenazó en el w.c., se acercó para invitarnos a largarnos y no
regresar nunca mas.
En espera de sus indicaciones. Nos
despedimos. Si puede lo espero en el bautizo de Brayan Nicolás.

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